Angelita

Angelita

Ángela Martínez (Angelita) junto a Alicia Tavella en la Secretaría.

Produce cierta curiosidad el nombre de “Angelita” en la entrada de la “Casilla de Intendencia”. Así es que vamos a relatar… UN POCO DE HISTORIA.

Ángela Martínez (Angelita) fue empleada de Secretaría del RCA durante muchos años. Respetada y querida por los socios, amó al club a tal punto que luego de obtener la jubilación siguió colaborando en las tareas de Secretaría sin cobrar sueldo. Aceptaba a regañadientes que se le sretribuyera con un pequeño pago para viáticos, ya que vivía en las afueras.

Nació en el año 1924 en el club, en la vivienda que ocupaban sus padres, la que estaba emplazada en el lugar de la actual cancha de paleta.

Mucho tiempo después dicha vivienda se incendió y debió ser demolida.

Personal del RCA. El segundo de izq. a der. D. Ramón Martínez. Año 1928.

Su papá, Don Ramón Martínez, fue empleado del RCA mas de 25 años, desempeñando las tareas de capataz de marineros, conductor de la lancha de entrenamiento y encargado de mantenimiento, habiendo ingresado en el año 1913.

Era presidente del club en ese entonces el Doctor Jorge Casares.

Es así que Angelita, creció entre marineros y socios. Estudió piano, practicando en el que se encuentra en el salón comedor. “Soy recibida” decía en ese lenguaje llano y sencillo que la caracterizaba.

Contando anécdotas, haciendo comentarios del pasado o simplemente describiendo las características personales de algunos socios del club, delataba una inocente picardía que hacía más interesantes sus relatos.

Oficina de la Intendencia

Cuando tenía 6 años de edad se realiza el afirmado del Paseo Victorica y recordando esos tiempos comentaba “ Hasta ese año, mi papá todas las mañanas regaba el frente del club, para evitar el polvo que se levantaba al paso de los vehículos, especialmente los sábados y domingos del verano. Comenzaba con esa tarea a las cinco de la mañana”.

También recordaba que en la “Casilla de Marineros” (denominación que se le daba a la Casilla de Intendencia) por esa época se les servía a los remeros en entrenamiento una taza de “cocoa”.

No bien tuvo edad como para viajar a la Capital comenzó a trabajar en la secretaría del club la que se encontraba en la calle Sarmiento al 600 (donde funcionó  hasta su traslado a Tigre en el año 1988).

Tantos años de trabajo y relación con los socios hicieron que conociera a todos y cada uno de ellos, por eso le decíamos la Biblioteca Parlante del Argentino.

A la derecha: Adán Petruk, en el medio Juan Gimelli (maestro carpintero) y a la izquierda Juan Galeana. Al fondo la antigua carpintería. Año 1964.

Adán  Petruk

El club tenía entre sus empleados a Don Adán Petruk, quien era el encargado del vestuario de caballeros. Adán trabajó en el RCA muchos años, ganándose la estima y el respeto de todos. Había emigrado de un pueblo de Rusia, junto a un grupo de compatriotas que se afincaron en Tandil. Previo a su incorporación al club trabajaba en un astillero que se encontraba justo enfrente, junto a un arroyito que en la actualidad está totalmente tapado y por el que solíamos tomar para ir al Gambado, especialmente cuando el río estaba alto.

Adán cuidaba el vestuario (en ese entonces contaba con las dos alas completas de roperos ocupados por los socios) con gran esmero. Rezongaba si algún socio salía de las duchas chorreando agua, o si subían con las zapatillas embarradas; cuando eso ocurría inmediatamente con un enorme trapo de piso lo limpiaba.

Cuantas veces corrió escoba en ristre a remeritos graciosos entre los roperos.

Hubo una época, especialmente de noche y luego de los entrenamientos en que el club se quedaba sin agua caliente, y Adán entre burlón y preocupado decía en su ruso-polaco ¡fría agua?!

Ese “fría agua” quedó dando vueltas muchos años, y se transformó en una especie de burla-cargada, sobretodo al que llegaba tarde y quería, en pleno invierno, darse una ducha de agua caliente. Cuando salía, aterido por el frío, era común escuchar desde algún rincón del vestuario ¡fría agua?

Bueno, hete aquí que Angelita y Adán se conocieron en el club, se casaron y siguieron trabajando en el RCA., cada uno en sus respectivas tareas.

La casilla de intendencia fue adquirida en el año 1934 y se la acondicionó para guardar algunas herramientas y para uso de los marineros. También se usó para servirles a los remeros en actividad un refrigerio. Fue en un período vivienda del encargado del bufet, vivió allí por ejemplo Dante Valle y su señora. Ella hacía las mejores papas fritas de la zona norte y servían un sándwich especial de pan lactal al que se bautizó Rowing Club.  Los viejos socios se deben acordar de este sándwich, algunos llamaban desde Retiro antes de tomar el tren para que se lo prepararan.

Personal del RCA con uniforme de verano, año 1935. Detrás la actual Intendencia. Adquirida en 1934.

Angelita y sus padres vivieron un tiempo en la casilla del cuento.

El control de salida de botes y el libro respectivo no siempre estuvieron en ese lugar. En una época se despachaban en la entrada de cancha cuatro. En otro momento se habilitó la galería de acceso al buffet.

Un temporal de viento, lluvia y mareas que duró una semana en el año 2000 hizo que un pino similar al que está a la entrada de la casilla, pero mas grande, se cayera, con tal mala suerte que sus raíces de más de dos metros de diámetro, la destruyeran parcialmente.

El costo del arreglo era muy elevado, pero el cariño que demostraron los socios con “su” Casilla de Intendencia, hizo que la Comisión Directiva decidiera restaurarla.

Se eliminaron sus columnas y pisos de madera y se hicieron de hormigón con baldosas. El resto se reparó en la carpintería del club.

Con motivo de los festejos del Centenario se decidió ponerle el nombre de “Angelita”.

Lamentablemente ya había fallecido unos años atrás.

Sirva este recuerdo como homenaje a dos personas que fueron importantes para varias generaciones de socios y remeros.

Espero que este breve relato les haya gustado.

Ricardo Burgio